Metamomoyes (Momoy citadino como metonimia visual del mártus)
Resumen
El hablar de mí mismo es un acto ajeno y cuestionable, por no decir complejo, en
diversos espacios y contextos en los que a veces me corresponde hacerlo. Por ello en los
años que llevo asistiendo a este encuentro anual que es el Seminario Bordes he tendido en
varias oportunidades a proponer rodeos y peripecias plasmados en distintos lenguajes del
escrito y oral, para así dar cuenta de algunos fantasmas que me visitan de vez en cuando. Es
decir, para hacer eso que sólo nos es propio a cada uno, aquello que Artaud sentenciaba tan
certeramente en El pesa nervios, lo de ser ¨[...] el único testigo de mí mismo¨, he utilizado al
arte tanto escénico como, últimamente, el visual. Pero qué ocurre cuando la estrategia
enmudece ante el sufrimiento de quien la utiliza, al volverse insuficiente su particular forma
de saber decir para canalizar el testimonio de lo que nos acontece. Toca entonces ensayar
los después, los ir más allá. Análogamente a un ritual de paso intento proceder con el
presente ensayo, dejando tras de mi lo (aparentemente) agotado para comprender y
aceptar el porvenir en todas sus posibilidades y transformaciones. Lo que en un inicio sería
el compendio descriptivo-interpretativo de una serie fotográfica titulada Momoy citadino, la
cual vengo construyendo en la red social IG desde inicios del 2021 con la intención de
reflexionar sobre procesos de revalorización y resignificados del desecho y lo obsoleto,
pasa ahora a ser testimonio a través del análisis crítico multifocal de una sola fotografía de la
serie. Especie de primera etapa del ritornello guattari-deleuziano, para así reorganizar(me)
en el caos que produce el drama de la vida: la muerte. Talking about myself is an alien and questionable act, not to say complex, in
various spaces and contexts in which it sometimes falls to me to do so. For this reason, in the
years that I have been attending this annual meeting that is the Bordes Seminar, I have
tended on several occasions to propose detours and incidents embodied in different
languages than written and oral, in order to account for some ghosts that visit me from time to
time. In other words, to do that which is unique to each of us, that which Artaud so accurately
sentenced in El pesa nervios, that of being ¨[...] the only witness of myself¨, I have used art
both scenic and, lately, the visual. But what happens when the strategy becomes silent in the
face of the suffering of those who use it, as their particular way of knowing how to say
becomes insufficient to channel the testimony of what happens to us. Then it is time to
rehearse the afterwards, to go further. Analogously to a passing ritual, I try to proceed with
the present essay, leaving behind me the (apparently) exhausted to understand and accept
the future in all its possibilities and transformations. What in the beginning would be the
descriptive-interpretive compendium of a photographic series entitled Momoy citadino,
which I have been building on the IG social network since the beginning of 2021 with the
intention of reflecting on processes of revaluation and resignification of waste and obsolete,
now becomes a testimony through the multifocal critical analysis of a single photograph of
the series. Akind of first stage of the Guattari-Deleuzian ritornello, in order to reorganize (me)
in the chaos produced by the drama of life: death.