Un giro sorprendente para la ciencia.
Resumen
El presente texto exhibe como motivación medular la evidencia elemental de que la humanidad, en conjunto, diseña para sí, y sigue en sus actuares, las pautas de una cosmovisión armada particularmente para servir al modo de producción dominante. Lo sorprendente es que esa gigantesca referencia, sustantiva al conocimiento social, adolezca desde siempre de notabilísimas incoherencias y desafueros, pese a su crucial destino. En palabras de Whitehead, se compone de “ideas inertes” o retazos inconexos de información. A partir de la irrupción tardía de la Razón en el homo, se mezclan, en plena interacción vivencial, las prácticas sociales con las ideologías que se les adhieren paulatinamente, tomando cuerpo histórico conjunto. Ese basto perfil ha sido estudiado muy deficientemente por la filosofía, incluida la marxista; e igualmente, con intolerable cortedad, por la ciencia nueva. El modo de reconocimiento invariablemente sigue las rutinas impuestas por la razón, inapropiadas para tan complejo compromiso. Por ello, nos lanzamos a hacer defensa de un rasgo más orgánico en nosotros y en el universo que nos influye omnímodo: la Inteligencia de especie, que exhibe dos inmensas virtudes. Es la gestora de toda creatividad humana de real trascendencia por tener la capacidad dialéctica de relacionar infinidad de variables, en una multitud de maneras. Adicionalmente, conlleva cargas de sentido afines por entero con toda la naturaleza. No tenemos un problema de sola intensión sino de comprensión, y para eso ha de estar presente la ciencia. Todo un reto al cual pretendemos responder sustrayéndonos de la teorización admitida, que definitivamente parece inapropiada. This text exhibits as a core motivation the elementary evidence that humanity, as a whole, designs for itself, and follows in its actions, the guidelines of an armed worldview particularly to serve the dominant mode of production. The surprising thing is that this gigantic reference, substantive to social knowledge, always suffers from remarkable inconsistencies and lawlessness, despite its crucial destiny. In Whitehead’s words, it is made up of “inert ideas” or disconnected pieces of information. From the late emergence of the Reason in the homo, social practices are mixed, in full experiential interaction, with the ideologies that gradually adhere to them, taking joint historical body. That vast profile has been studied very poorly by philosophy, including the Marxist; and equally, with intolerable cortitude, for new science. The mode of recognition invariably follows the routines imposed by reason, inappropriate for such a complex commitment. Therefore, we launch ourselves to defend a more organic trait in us and in the universe that influences us omnímodo: the Intelligence of species, which exhibits two immense virtues. It is the manager of all human creativity of real importance for having the dialectical ability to relate infinity of variables, in a multitude of ways. Additionally, it entails similar sense charges entirely with all nature. We do not have a problem of only intension but of understanding, and for that science must be present. A challenge to which we intend to respond by subtracting ourselves from the admitted theorization, which definitely seems inappropriate.