El pensamiento religioso y sus manifestaciones en los habitantes del Noroeste del estado Táchira
Resumen
La realidad histórico – político – territorial que hoy día se conoce como “Estado Táchira”, forma parte de un área geográfica que a lo largo de los siglos ha sido habitada por diversos grupos humanos que se han transformado en el tiempo. Las mismas características paisajísticas que han hecho de la llamada “depresión del Táchira” el paso obligatorio para cualquier movimiento migratorio, convierten a esta región en un punto de encuentro, en una unidad especial con una identidad propia.
Y es que la depresión del Táchira se presenta como un espacio natural, propicio para la convergencia y encuentro de grupos humanos.
Pero es particularmente importante, dentro de este espacio geográfico, la zona noreste de la depresión, punto importante de confluencias de abras naturales y caminos lacustres. Esta micro región es entonces un punto neurálgico, referencia obligada, tierra de paso y de asentamiento de numerosos grupos humanos.
1. Encrucijada de Caminos.
El estudio de los pueblos aborígenes que habitaron la depresión del Táchira, y especialmente el noreste de la misma, demuestra que estos presentaron una forma compleja de organización socio-económicas que permiten desechar el mito del primitivismo rampante (Vila,1976).
Las sociedades que se establecieron en este territorio constituían comunidades sedentarias agrupadas en Aldeas constituidas a su vez en familias o clanes que se distribuían en pequeños conucos. Por ésta razón se puede decir que la agricultura jugó un papel fundamental en su organización social. En las tierras bajas de Rivas Berti recolectaron el cacao y aprovecharon los árboles frutales como el mamón, el aguacate, el guayabo y el vareniza (Vila, 1976), cultivaron también los frijoles, así como la práctica de la caza y pesca.
Estos pueblos indígenas se organizaban sobre el núcleo fundamental de la familia, las cuales constituían Aldeas que formaban una comunidad. La identificación a esta residía en lazos afectivos, e incluso en otros de carácter religioso. Dos figuras sobresalían dentro de esta forma de organización: el Cacique, quien ejercía un liderazgo de tipo guerrero y el Mohán, Piache o Faraute, que cumplía funciones médico sacerdotales.
Sus creencias y prácticas religiosas se encuentran hoy presentes dentro de la estructura inconsciente y profunda de la vida de los grupos humanos de los campos andinos. Unidas a su quehacer vital y a su medio ambiente natural dentro de una estructura de pensamiento mágico – religioso.
Esto se manifiesta, de manera especial, en las expresiones y actitudes originadas de una forma de pensamiento religioso que se logra apreciar mejor en los campesinos de las aldeas más remotas.