Incidencia de complicaciones presentadas en pacientes hospitalizados por hemorragia subaracnoidea durante el periodo 2018-2020 en el Instituto Autónomo Hospital Universitario de Los Andes (I.A.H.U.L.A) estado Mérida

Abstract

Los accidentes cerebrovasculares hemorrágicos como la hemorragia sub aracnoidea desde el punto de vista epidemiológico, tiene una incidencia mucho menor que los accidentes cerebrovasculares de tipo isquémico, ya que se presenta en el 5 % de todos los accidentes cerebrovasculares observándose, en la mayoría de los casos una etiología espontanea o no traumática y en menor medida causas traumáticas. De los pacientes que presentan hemorragia sub aracnoidea espontanea, un 80 % de ellos son secundarios a roturas de aneurismas, y el 20 % restante a malformaciones arteriovenosas, fistulas y discrasias sanguíneas. Hay escasos estudios que definen el comportamiento de este cuadro clínico y la mayor parte de ellos evalúa la ocasionada por aneurismas evidenciando un porcentaje de mortalidad de 27-44% de los casos relacionados2. A nivel mundial presenta un decremento progresivo en diversos países del mundo de manera anual, como por ejemplo en Asia con excepción de Japón que presentaba 3,7 casos por 100.000 habitantes disminuyendo en 1,3 % anualmente desde 1955, y Norte América con incidencia de 6,7 por 100.000 habitantes en 2010, evidenciando un declive de 0,7 % desde 1955. Estadísticamente a nivel latinoamericano los estudios más recientes son de Brasil evidenciando un descenso de 5,7 casos en 2009 a 4,8 en 2016 por cada 100.000 habitantes3, aunque la gran mayoría de estos datos no reflejan la aparición de complicaciones de estos pacientes o la mortalidad relacionada con esta entidad. Esto se hace identificando diversos factores de riesgo, como hipertensión, tabaquismo, diabetes, etc., así como mejorando los métodos de diagnóstico, como la tomografía computarizada axial y estudios de contraste para evaluar el flujo sanguíneo, como la angiografía o angiografía de 4 vasos, aneurisma. prevención, cortes de rostros, laceraciones y empeoramiento del cuadro clínico, lo que aumenta el riesgo de hospitalización.