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dc.contributor.advisorMartín Fiorino, Víctor
dc.contributor.authorPlaza Quintero, Omar Alberto
dc.contributor.otherNegrete Ballestero, Plinio Rafael
dc.contributor.otherSuzzarini Baloa, Andrés Ajax
dc.date.accessioned2024-03-18T14:41:28Z
dc.date.available2024-03-18T14:41:28Z
dc.date.issued2007-06-29
dc.identifier.urihttp://bdigital2.ula.ve:8080/xmlui/654321/13722
dc.descriptionMagister Scientiae en Filosofíaen_US
dc.descriptionCota : B2799 A4P5en_US
dc.descriptionBiblioteca : Tulio Febres Cordero (siglas: eub)en_US
dc.description.abstractKant fue, en mi opinión, uno de los mayores pensadores dentro del campo de la filosofía. Su filosofía sentó bases sólidas para la psicología, la lógica, el pensamiento abstracto y la ciencia. En el campo de la sociología su ética basada en la razón pura sentó máximas que Kant llamó imperativos categóricos. ¿Por qué imperativos? Pues porque el razonamiento bien desarrollado lleva necesariamente a conclusiones universalmente válidas. Si mediante mi libre albedrío y mi buena intención en el obrar establezco que mis máximas son racionalmente válidas para todos los seres humanos, entonces estoy concretando un imperativo universal ético para toda la humanidad. Así Kant fundamentó su ética en la razón pura a priori la cual, según Kant, conlleva virtudes elucidadas racionalmente tales virtudes son fundamentalmente introspectivas. Es decir, no se es virtuoso porque se toca divinamente el violín, sino por haber conformado nociones intelectuales moralmente aceptables para todos los seres humanos. Ya que la ética es eminentemente personal así como social pues implica trascendencia hacia la humanidad, ésta constituye la aplicación utilitaria de la razón en el quehacer diario de la persona hacia todo lo que le concierne. Así, los imperativos categóricos constituyen máximas que trascienden de manera práctica hacia lo concreto y lo práctico. En esta tesis me he propuesto abordar algunos temas sociales Cuyo debate actual aún no ha sido dilucidado cabalmente ni por la ciencia, ni la filosofía, ni la sociología, ni la ética misma. A este respecto e incluido la clonación, el sexo, la paternidad, la pena de muerte, el dinero, los derechos humanos y los deberes humanos en los asuntos éticos analizados desde la perspectiva kantiana de la ley moral que es determinada por máximas signatarias de imperativos categóricos a priori. Como su nombre lo indica, tales imperativos establecen obligaciones morales para quienes los han dilucidado en su foro interno racional. Tales obligaciones no son impuestas arbitrariamente mediante coacciones externas (deberes negativos) sino mediante la buena voluntad en el obrar del libre albedrío personal (deberes positivos). Desde esta perspectiva, cada persona, si ha sido sincera consigo misma y realmente cree en sus máximas universales, asume la obligación moral de actuar según tales imperativos. No obrar así sería hipócrita e inmoral puesto que se estaría traicionando a sí mismo en cuanto a sus convicciones quien procediera de tal manera. La buena intención entendida como afinidad basada en sus imperativos morales establecería cierta bondad intrínseca en la conciencia y la voluntad de una persona cuyo temperamento estuviese predeterminado por las pautas aquí señaladas. Esto último sería una determinación libre de la libertad interna de cada persona ética. Entonces la conciencia estaría estableciendo una especie de tribunal interno encargado de determinar que nociones y actitudes serían universalmente éticas y cuáles serían inmorales. Si la persona obrase acorde a ello de buena gana, tendría una buena disposición de ánimo para obrar moralmente en base a todo este proceso lo cual establecería un principio interno racional en el entendimiento y el obrar. Así entendida la ética, se conformaría un hipotético deber interno en la conciencia racional del individuo el cual estaría con ello capacitado para asumir sus deberes y derechos éticos en un marco de justicia, moderación y equidad para consigo y para con los demás. En tal marco teórico-ético no privarían los intereses particulares o grupales utilitarios pues la utilidad quedaría circunscrita y limitada por lo que se considerara moralmente aceptable bajo la jurisdicción del tribunal interno de la conciencia. Los propósitos no serían netamente utilitarios sino que estarían circunscritos a los límites de la conciencia moral, y así estaría determinada la voluntad y el comportamiento. Esto permitiría a una conciencia autodisciplinaza someter también a sus inclinaciones e instintos bajo el arbitrio su deber interno. Sin duda, una persona quien lograra tal grado de autocontrol estaría llevando a cabo una cierta consolidación ética la cual estaría de acuerdo con lo que Kant llamó el destino final de la humanidad el cual ha de ser el de los fines morales puros basados en la razón a priori. No otras maneras tergiversantes o desviadas han de ser la fuente de la moral personal de una persona ética conclusión con la cual concuerdo a riesgo de parecer utópico.en_US
dc.format.extent129 h. : il.en_US
dc.language.isoesen_US
dc.publisherUniversidad de Los Andes, Facultad de Humanidades y Educación, Postgrado en Filosofíaen_US
dc.rights.urihttp://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/3.0/ve/en_US
dc.subjectKant, Immanuel 1724-1804en_US
dc.subjectCrítica e interpretaciónen_US
dc.subjectÉtica literaturaen_US
dc.subjectFilosofíaen_US
dc.subjectÉtica kantianaen_US
dc.titleLa ética Kantiana y su posible vigencia en el mundo contemporáneoen_US
dc.typeThesisen_US


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