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dc.contributor.advisorNavia A., Walter Mauricio
dc.contributor.authorRamírez Vargas, Arnolfo Rafael
dc.contributor.otherAlzuru G., Pedro
dc.contributor.otherde la Vega, Marta
dc.date.accessioned2024-04-08T16:02:49Z
dc.date.available2024-04-08T16:02:49Z
dc.date.issued2006-06-19
dc.identifier.urihttp://bdigital2.ula.ve:8080/xmlui/654321/13827
dc.descriptionMagister Scientiae en Filosofíaen_US
dc.descriptionCota : B3313 A44R3en_US
dc.descriptionBiblioteca : Tulio Febres Cordero (siglas: eub)en_US
dc.description.abstractSi en alguna parte hemos escuchado ¿Y quién es el hombre para que te acuerdes de él?, aquí escucharemos Ecce Horno (este es el hombre), y de él hablaremos. Y, si hubo alguna vez el minuto más soberbio y más mentiroso de la historia universal - que a fin de cuentas fue sólo un minuto, tendrá que haber, también, el goce y la alegría(vía intuitiva) de acercarse a él (a ese minuto) y componerlo y dividirlo, aunque con ello nos miremos en la tragedia o en la parodia (Incipit Zaratustra). En todo caso es lo propio de lo humano, aunque la decisión tomada acá es la de lo inhumano. Nuestro trabajo, se mira, entonces, entre la soberbia y el goce y entre lo humano y eso (lo inhumano), porque en él (en este trabajo de grado) sus páginas se abren al horizonte de la metafísica-dogmática de nuestro cuerpo. La jornada, Nietzsche nos la presentó como la de una gran soledad azulada, en donde se puede vivir, sólo que, no yendo a ningún futuro, sino viniendo de éste (del futuro), lo cual es asumirse como no nacido o como de otro inicio primero. Nuestro trabajo se internó en tal color pero para oír su sonido (Digamos, entonces, el sonido del color azul). Tal sonido al llegar a nosotros, llegó sí con las singularidades proyectadas relativamente al cuerpo, ponderándose así cómo el cuerpo deviene y lucha en la historia. Es así que genealógicamente lo presentamos en su superficie, por tanto, en su profundidad, donde rompe el soporte lógico hacia atenuaciones plásticas, es decir, hacia la liberación de lo simbólico, en donde, el estado de embriaguez comporta los estados corporales más originarios que nos convoca - cosa que parece establecida del todo - a pensar dentro de lo humano de dos milenios y medio de error que se habrían amalgamado en el conjunto de los procesos orgánicos en su modo de realidad biológica, física, histórica, política. La topología y la tipología nos remiten a la decadencia y degeneración fisiológica del hombre occidental en su tendencia del control total sobre la tierra. Abriendo surcos para ello, en una fortaleza corporal, nos adentramos a la capacidad o no de la existencia histórica para asumir y llevar a cabo la más elevada determinación esencial, esto es, ir más allá de nosotros mismos. El hilo conductor de nuestra investigación es el que va del orden metafísico al orden fisiológico, el cual pondera la voluntad transfigurada (amor fati) de nuestra antigua alma, que a una con nuestra virtud(el cuerpo)continúa en el camino hacia lo más resplandeciente (el ser del ente).en_US
dc.format.extent217 h.en_US
dc.language.isoesen_US
dc.publisherUniversidad de Los Andes, Facultad de Humanidades y Educación, Maestría en Filosofíaen_US
dc.rights.urihttp://creativecommons.org/licenses/by-nc-sa/3.0/ve/en_US
dc.subjectCuerpoen_US
dc.subjectFilosofíaen_US
dc.subjectNietzscheen_US
dc.subjectZaratustraen_US
dc.titleEl cuerpo en el zaratustra de Nietzsche : el sí-mismoen_US
dc.typeThesisen_US


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