Homónoia y Stásis : Naciones de convivencia político-social para la revolución de conflicto dentro de sistemas democráticos
Resumen
La intención de este modesto acercamiento es la de revisar desde el pensamiento clásico el estado de la naturaleza humana para luego desembocar en una reflexión derivada de los planteamientos que realiza Oliveros (2008, 2009 y 2010) a través de sus teorías del antagonismo político –sin dejar de considerar la Teoría de los conflictos de Galtung (2003). Mediante el encuentro desde lo clásico hasta nuestros días, se reafirma que la relación de lo social y lo político a duras penas trasciende la naturaleza humana, y es por ello que el ejercicio de lo sociopolítico se ejecuta como la expresión del poder (voluntad o ejercicio de esa voluntad, tomando las nociones de Nietzsche y Foucault): esta vorágine en la que se deshilachan las pasiones humanas para construir sociedad o Estados no va nunca allende las distensiones propias humanas que buscan equilibrarse. Del mismo modo, el viaje desde lo remoto del pensamiento político permite observar la conjunción existente -sin duda alguna- entre Política, Ética y Discurso. Precisamente, puede ser el discurso la materia guía de los beneficios que pertenecen a toda sociedad o, por el contrario, el jinete apocalíptico de su desdicha; en tal sentido, la relación directa que existe entre el producto discursivo, los valores éticos-morales (alejados plenamente de los ejercicios retóricos de la persuasión), la visión de paralaje (Žižek; 2006), la alteridad y el bienestar común en sociedad generado por el gobernante y los gobernados (así como con sus aliados y no, enemigos o no), el bien y/o el mal (Arendt, 2000; Nussbaum, 1995) -todo ello como una amalgama imprescindible- no es más que el constructor de pensamiento que genera la reflexión sobre Filosofía en torno a la Política, específicamente desde la Hermenéutica, la Fenomenología y el Análisis Crítico del Discurso. En este sentido, este estudio propone que esa ‘suavización’ de tensiones puede ejecutarse al pensarse el lenguaje, el discurso, como motor ético que una vez encendido puede transmitirse entre pares para consecución de un estado político-social más armónico o, en su caso, que pueda reducir o atenuar posibles conflictos. Valga mencionar que la continuación de esta investigación podría aportar elementos para el estudio del lenguaje como propiciante del espacio político “homonoico.