Transformaciones alimentarias en relación al género: reflexiones etnográficas de la pandemia en zonas rurales

Abstract

La alimentación, asignada tradicionalmente como una tarea femenina, responde a un orden biológico y además refleja construcciones socioculturales profundamente arraigadas. Este artículo analiza los patrones de género en los hábitos alimentarios de universitarias provenientes de localidades rurales del sur de Veracruz, México, abordando tres momentos clave: antes, durante y después de la pandemia por COVID-19. Se empleó una metodología cualitativa transversal con enfoque etnográfico, basada en entrevistas semiestructuradas y un diario virtual de alimentos. Antes de la pandemia, prevalecía una dieta hipercalórica con consumo escaso de agua; durante el confinamiento, se intensificaron las actividades culinarias en el hogar y se incrementó el consumo de productos frescos. Estas transformaciones alimentarias han continuado, dando lugar a mejoras en la dieta tras el confinamiento. Este análisis visibiliza cómo la crisis sanitaria profundizó desigualdades existentes y resignificó roles de género en las prácticas alimentarias evidenciando su magnitud y las implicaciones a corto y mediano plazo.

Food, traditionally assigned as a female task, not only responds to a biological order, but also reflects deeply rooted sociocultural constructions. This article analyzes gender patterns in the eating habits of female university students from rural localities in southern Veracruz, addressing three key moments: before, during and after the COVID-19 pandemic. A qualitative transversal methodology with an ethnographic approach was used, based on semi-structured interviews. Before the pandemic, a hypercaloric diet with low water consumption prevailed; during confinement, culinary activities at home were intensified and the consumption of fresh products increased. These dietary transformations have continued, leading to improvements in the diet after confinement. This analysis shows how the health crisis deepened existing inequalities and redefined gender roles in eating practices, evidencing their magnitude and the implications that persist in the short and medium term.