¿ENSEÑAR BIOÉTICA A CIENTÍFICOS… O FORMAR CIENTÍFICOS CON BIOÉTICA?
Resumen
A través de este ensayo se propicia una acción reflexiva sobre la inserción y/o redimensión de la bioética en la educación universitaria venezolana. Lograr que no se
reduzca a simple contenido programático implicaría en sí mismo un desafío bioético recayendo particularmente en los científico-docentes, demandándoles cambiar sustancialmente su praxis pedagógica; en especial su concepción antagónica entre ciencias y humanidades. Es importante la calidad cognoscitiva del docente, pero sobre todo cuentan los procesos intersubjetivos cónsonos con la formación integral humana que dignifican a sus estudiantes como entes bio-psico-sociales, permitiendo a la deontología profesional trascender de la ética a la bioética. Ésta, a su vez, se reivindicaría como elemento de vinculación humana en el contexto universitario: el puente que necesitábamos entre el proceso de instrucción y su anhelada humanización. Si bien los futuros profesionales deben conocer la ética de sus carreras,
durante su formación deben vivir la bioética como parte del proceso per se; no como producto, sino como forma de vida, pues “bio” no es sólo cuerpo físico; también lo
es mente, emociones, sentimientos. Lograrían así honrar sus derechos como seres humanos, y formar conciencia bioética –la cual se reflejará al ejercer su profesión. Crearían una cadena infinita. Y a la larga construirían ciudadanía. Se concluye que los nuevos enfoques para transformar la profesión docente deberían enmarcarse en una dimensión bioética que garantice razonablemente su concepción como un medio por el cual transiten bidireccionalmente estudiantes y docentes, en ese intercambio de saberes a los que estamos llamados los universitarios venezolanos. This essay is intended to promote a reflexive action about the introduction and/or re-dimension of bioethics in the Venezuelan university education. Being able to
avoid bioethics from coming down to simple program content would imply a bioethical challenge by itself, leaving such a load particularly on scientist-professors, which would be expected to substantially change their pedagogical praxis; especially on their conflicting conception between hard and humanistic sciences. The professors’ cognoscitive quality is important, but above all it is the intersubjective processes that matter, those which match with the human integral formation dignifying their students as bio-psico-sotial individuals, and allowing professional ethical codes to transcend
from ethics to bioethics. This, in turn, would take back its value as a human linking element within the university context: the bridge we all needed between the instruction
process and its wanted humanisation. It is true that future professionals must know about the ethics belonging to their careers, but also during their preparation they must live bioethics as part of the process per se; not as a product, but as a way of life
because “bio” does not only mean physical body; it implies mind, emotions and feelings as well. That way, they would honor their rights as human beings, and would gain a bioethical consciousness – which will show when working on their profession. They would start up an infinite chain. And eventually they would build up citizenship. The conclusion states the belief that the new approaches aiming to transform the university teaching career should be based on a bioethical dimension that reasonably guarantees its conception as a path through which students and professors walk in a bidirectional way, within that exchange of knowledge to which all Venezuelan university people are entitled to.