La corrupción política en América Latina y su incidencia en la pérdida de legitimidad y gobernanza : Caso comparado Brasil - Venezuela (2010-2017)

Abstract

El conflicto de estabilidad que ha experimentado Latinoamérica con el constante señalamiento de corrupción por parte de la esfera política en sus distintos niveles, tiene como punto álgido el periodo comprendido por el último septenio. Intervalo de tiempo donde las protestas en distintas latitudes de la región adquieren mayor atención entre la opinión pública, principalmente en materia de fiscalización de estos actos al margen de la ley, presionando al sistema a hacerse a la labor de emprender reformas judiciales y políticas para responder a esta crisis. En este aspecto, destaca el tipo de vínculo de la autoridad política con el resto de actores económicos y sociales, misma relación que ha logrado revertir en ocasiones la afectación hacia el apoyo al poder. Esto ocurre en medio de una legitimidad híbrida, constituida por la organización centralizadora del Estado y las condiciones de pobreza y desigualdad de la región, anteponiéndose negativamente a los controles multidireccionales que complementan a los organismos gubernamentales en dirección horizontal (entre el poder público), y vertical (medios de comunicación, empresas y sociedad), conforme al paradigma de la gobernanza En la primera parte del presente estudio se hace una revisión teórica del concepto de corrupción, precisando su sentido político y la clasificación dinámica que tiene con el ámbito administrativo y jurídico, así como las principales formas legales y sociales con el que se contempla su accionar. Luego, se hace un análisis del proceso de evolución de la corrupción en la organización de los Estados latinoamericanos y sus principales instituciones desde el siglo XX a la actualidad Finalmente, se hace un estudio de caso comparado entre el gobierno de Brasil y Venezuela en el periodo 2010 – 2017 para identificar detenidamente cómo estos eventos se desarrollan en el particular de ambos sistemas políticos, dejando al descubierto el débil vínculo entre actores, una condición heredada históricamente por los Estados y que propician la corrupción como una práctica habitual reforzando la estructura productiva centralizadora del Estado, la crisis social permanente y la concentración de las funciones de poder en detrimento de la organización federal.